jueves, 5 de diciembre de 2013
Un desastre, sistema educativo en México, asevera Axel Didriksson Takayanagui
MARTIN CATALAN LERMA / 2013-12-05/
■ En la prueba PISA sólo 0.5% de los estudiantes de nivel básico tuvieron el máximo puntaje
■ La Reforma Educativa es básicamente en el terreno laboral hacia el magisterio, señala
El resultado que obtuvo México en el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), en el que alcanzó uno de los últimos puestos en la lista de países integrantes de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), evidencia que el modelo educativo ha fracasado y es un desastre, afirmó en entrevista Axel Didriksson Takayanagui, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esa evaluación se ha aplicado en México en varias ocasiones y en ella se miden conocimientos y habilidades relacionadas a la lectoescritura y ciencias en la que los estudiantes deben procurar ciertos niveles de conceptualización, redacción, comprensión y desarrollo de habilidades más allá de la memoria y la repetición.
En esta vez, los alumnos mexicanos “están en el más bajo nivel internacional, y comparados con sus pares estudiantes de Europa, Asia e incluso de América Latina, muy por debajo de todos ellos. Eso significa que a lo largo de la historia, poniendo como marco de ruptura la década de los 80, desde ese momento prácticamente no ha ocurrido alguna reforma sustancial que mejore los niveles de aprendizaje”.
Es decir, hay un rezago importante en el aprendizaje y comprensión de conocimientos transversales y aprendizajes significativos que ayuden a construir una ciudadanía con capacidad de análisis y mejoramiento de las condiciones de estudio de los alumnos, según explicó.
Didriksson Takayanagui señaló que la prueba PISA no sólo muestra que el sistema educativo en México es un desastre, sino que también la política pública en materia educativa es deficiente.
Entre los indicadores que más destacan en los resultados de esa evaluación, es que 55 por ciento de los alumnos se ubican en los niveles 1, 2 y 3, es decir, los más bajos, mientras que los estudiantes en Corea, Finlandia, China, Japón y otros países de Europa oriental, más de 70 por ciento del total de los evaluados están en los niveles 5 y 6, que son los máximos niveles de desempeño.
En México, por el contrario, solamente 0.5 por ciento de los alumnos de educación básica que participaron pudieron alcanzar el máximo nivel, lo que indica que no hay una política de Estado que sustente reformas consecutivas a nivel de la política educativa, indicó el ex secretario de Educación del Distrito Federal.
Es hasta este año cuando se ha iniciado una reforma constitucional que se ha denominado como una Reforma Educativa, pero “los estudios e investigaciones que hemos realizado sobre el impacto que tiene esa reforma es básicamente en el terreno laboral hacia el magisterio”.
“Es decir, tienen nuevas reglas de normatividad, operación y organización del proceso a través del cual ocurre la carrera docente, pero de ninguna manera incide en la calidad o en el desarrollo de capacidades de aprendizaje como las que requerimos para alcanzar una sociedad del conocimiento”, puntualizó.
Si la intención era hacer una reforma seria, Didriksson Takayanagui dijo que antes de reformar la Constitución se debió consultar a nivel nacional el modelo educativo que México necesita, pues se requiere de un concepto, una visión, una prospectiva y un conjunto de escenarios, hacia dónde se debe desarrollar el aprendizaje colectivo y los elementos cognitivos que hay que organizar en la currícula, qué tipo de maestros se necesitan y cómo hay que formarlos, cómo combatir la violencia, entre otros aspectos.
Cuestionó entonces que no se esté construyendo una política pública que ordene recursos que incidan directamente en las capacidades de los estudiantes, en el mejoramiento de la labor docente, en la investigación, y a partir de ello generar un verdadero impacto en la calidad educativa.
Por el contrario, la reforma sólo plantea redefinir y controlar las normas en las cuales actúa el docente no desde una perspectiva educativa, sino laboral.
En consecuencia, se reproducirán las condiciones de declive y catástrofe del sistema educativo nacional y México continuará ocupando los mismos lugares en las evaluaciones internacionales.
Además, expuso que la actual reforma está provocando un conflicto social que, de haber iniciado sólo en Guerrero, Chiapas y Oaxaca, ahora se ha extendido a 15 entidades de la República en donde se discute la necesidad de emprender una reforma distinta.
Por último, Didriksson Takayanagui afirmó que las iniciativas de la disidencia magisterial de realizar foros y congresos para elaborar nuevas leyes estatales de educación son positivas, demuestran el fracaso de la política pública en materia educativa que, de mantenerse, reproducirá en México una situación de precariedad e ignorancia durante los próximos 40 años.
Por último, dijo que esas iniciativas ya tienen efectos de resguardo a los derechos laborales de los maestros en Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Jalisco, mientras que en otros lugares como Zacatecas se están realizando foros para crear una nueva Ley Estatal de Educación.
Ello indica que independientemente de la legislación a nivel nacional, en los estados se están proponiendo congresos y foros para definir un nuevo modelo educativo en cada uno de los estados, así como una normatividad que garantice los derechos de los trabajadores de la educación.
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